miércoles, 21 de julio de 2010

VERSOS DE AMOR "UNA OMISION"




ESPONTÁNEA

Cómo describirte ¡amada¡
qué palabra fragante utilizar,
angelical, de mirada penetrante
hay tanto en ese ser suntuoso.

En tu mirada ver el paraíso
de eterna primavera.
Días postreros, lucero de rostro agraciado
y melena bondadosa.

Has calado tan hondo en mí;
déjate plasmar a cada instante;
espontánea de amor divino,
cuanto ansío contemplarla...

Amada de caminar audaz;
anhelo morir en un beso,
el susurro de mi nombre en tus labios,
ser tu vate y tú mi musa infinita.


DÍAS FUNEBRES

Aquel lucero espontáneo,
que abre de puerta en puerta este ser…
de pronto tantas palabras llegan al alma,
sin ser pregonadas.

Ya los meses hacen un abismo
en el alma palpable del vacío;
aquellos labios cuanto los anhelo.

No sabes cuántas horas diariamente he callado
exaltándote en este verso,
pernoctando en tus ojos sombríos,
conato en días de primavera.

Ese claro ser me cautivó,
caucásica voz de encanto;
de verdad cuando pienso en ella, siento vida,
con una paz profundamente humana.






CLAUDICACIÓN

Quisiera claudicar este día...
te has convertido en mi prioridad,
en un vivir de ilusión desmesurada.

Ese ludir de sonrisas;
existe tanta vida en ti lleno de matices,
amor no falible.

Sucumbido de besos soñados en ella,
agonizante de dulzura,
¡espontánea y fugaz¡

Has nacido tan en mí…
ternura innata
en sutil aroma de ensueño.

Errante visitadora del universo,
ávida y peregrina de rocío acogedor,
ah remanso segador de sendero en alba


LUCERO IGNOTO

Cuando el movimiento diurno se disipa
la dulce latitud regresa...
espontánea, esa sublime beldad
con un sin fin de matices; pernocta.

Es ella, ojos sombríos, clara voz de encanto...
y cómo encontrarla a cada instante
en el dilapidar de mi existencia.

Me hace izquierdear, lucero ignoto,
el tan sólo apreciarla es un deleite sin igual,
hesitación noctámbula.

He muerto tantas veces en ti;
prominencia en desalojo,
aunque en coral tu nombre he prosado.


BELDAD

He intentado callar en mis ojos;
beldad, protagonista de mis días,
bella… artífice de esta existencia,
dulce rosa recién cortada.

He quedado tan prendado en ti,
olvidando el campo lúgubre
de la atmósfera, bella…
hurgado en los claustros moros de la monotonía.

Eres como el amanecer,
tibia voz risueña,
sublime paradigma de encanto,
bella… de agudo rostro foráneo.

Inconmensurable ser subyugador,
sólo Dios sabe cuántas noches
he vivido tu ausencia,
abrazado a tu recuerdo ya suscrito.

Aquel recuerdo me sostiene a la vida,
senil ante tu candor,
el pensar en ti,
es una sensación tan placentera.

¿Quién es ella?
tan callada dice tanto;
ojos profundos, bella…
las palabras quedan cortas.

Espero en aquel día ludir esta piel,
en lumbreras de ensueño,
¡súcubo o santidad¡
de súbito pesar,
subsistencia insufrible.

Días postreros de lucidez,
bella… te pareces tanto a la palabra amor.



VALLEJO VIVE

La juventud añora tu verso en libertad,
extraño ese carácter incomprendido;
ensalzado en una plenitud absorta
¡esa mirada en disfunción de tu porte¡

Tus verbos jugueteados
al son de de tu latente corazón,
ese paso ensombrecido por la conciencia,
trilce es tu caminar.

De humano corazón,
¿dónde estarás?
qué suelo te cobijará,
masas de hombres te reclaman.

Siento a Vallejo tan en mí,
una injusticia diurna en mi país
y un llanto tan hondo arraigado en mi raza.



 RONDEL

Dilapidando tus encantos,
con el suertero, no sabes …te amo,
¡sufro a cada instante¡

Son de domingos los días miércoles,
en los cuales no la encuentro
y taciturno busco su piel de nácar.

El sollozo no basta en este dolor,
hurgando en tu vida diurna
con un vigor férreo.

Has llegado a dolerme tantas veces…
se visten de luto tus labios;
dilapidando tus encantos.



RONDEL II

Los brazos tiernos en tus besos;
el dilapidar en tu voz tenue,
esbozaste, clamando tristeza,
en ti adormitan todos los astros…

Y enfermo en tu cuerpo,
dulce latitud en gracia de no cansar,
en ti duermen todos los astros…

Y es culpable los días martes,
los que me apartan de ti;
soñadora de la noche,
peregrina de los astros…

Existe una mujer en mi verso;
son abundantes las palabras,
pero su inmensidad es demasía
los brazos tiernos en tus besos.


AUSENTE

He visto la beldad más pura e inmensurable;
sonrisa de alba,
sienes de prado y rostro excelso;
cuya apariencia cierne una vaga melancolía.

Tan distante… ser subyugador;
hay tanto en ella, desolada,
hanzo en tu prominencia de ojos tan profundos.

En aquel día la conocí
tal vez un lunes o martes de crepúsculo,
en un vivir de ilusión desmesurada,
¡extraño ese día de ensueño¡

Ese nombre de recuerdo evocador...
al contemplarte iluminada, imponente,
armonía de voz dulce y sonora;
los ecos son tan grandes,
y las horas tan tormentosas sin ti.



 EPÍSTOLA A SOL

Te recuerdo al pasear el vaivén del viento por tu balcón;
las horas son vacías sin tu mirada de ensueño…

Están muertas las horas
antes de fijarse mis ojos en los tuyos,
¡son funestos esos días!

Has nacido tan hondo en mí,
tu faz duerme en mi mente y se cobija en mis días.

Tú caminas con mis sueños.
Cuando no te encuentro
mi voz resuena y te alcanza…
.


AGONIA

Cuando te busco no te encuentro,
cuando te encuentro no te hablo,
me acostumbro a tu ausencia…

Te estoy olvidando antes de amar,
las horas ya no caben en este corazón,
caen en la soledad más inmensa.

Cuantos senderos errantes
existen hacia ti.

Eres como el lirio,
estarás entre mis horas,
en mis ensueños mas profundos…



ENCOMIAR

Se torna distinto el paraje,
al reposar mi mirada en tu imagen de ensueño;
tu silueta emana saetas dolientes
en un habitable corazón.

Orto ubicuo ignoto,
te rodean Híades …
faz ubérrima.

Horro… hurí
estas clavada en el parnaso.

Hay tanta paz y candor en ella,
no sé tu nombre y te clamo a cada instante.




RECUERDO I

Cuando me aferraba tu silencio,
tu cabello jugaba con el viento
parecía comprenderse con el vaivén del viento.

Y esta es la noche más triste y desolada,
la amo y estoy sin ella …
en la inmensidad tirita un alma.

Pernoctando en tus ojos,
donde mi amor reposa,
te busco y te encuentro en el silencio.

En ella recaen todos mis sueños;
tu cuerpo se desliza entre mis brazos,
tu cuerpo, diáfano, ávido…




MI AMOR AUSENTE

Cómo seguir adelante sin ella,
¡labios llenos de ilusión!

Si me amas, porque la duda
el engaño, el quebranto…
ya no moriré.

Se acabo los celos y la vida,
ya no te imagino a mi lado
pasó la época de enamorado.

Es infame ver morir el alma,
suplicar la muerte
y no encontrarla.

Acabaron los bellos momentos
caminar y no saber a dónde.

Extraño aquellos ojos quedarse fijos en los míos,
esa tierna princesa…
sufrir a tal punto que el llanto no basta.

Tantas palabras llegan al alma y el llanto no cesa.
Porque de tu ausencia si te quiero…

Por que si eras mujer y manceba,
aquel cabello opaco que parecía llamarme,
esa piel nubosa suave a mis manos…

Ojos tibios llenos de ternura.
ese néctar de tu boca,
nariz baja que me encanta.

Y pensar que ya no te veré,
que nuestras miradas jamás se cruzaran,
que aquello no volverá…

Extrañare tu pelo ondeado a la mar,
que parecía comprenderse con el viento;
entrar en otro mundo al tocar tus labios
y sentirme más fuerte con tu voz.






VATE SOMBRÍO

Evolución sombría,
tu corazón occiso y
tus sueños deambulan .

El corazón no late,
esa raza tan autóctona
¡vate sombrío!

Evolución majestuosa
en tu poesía…

Raza oprimida en injusticia,
eres grandioso con paso firme,
ojos de físico llorar.
¡Dios camina tan en ti!



EPISTOLA I

Tu imagen desnuda, todo lo que en mi oculto,
has dado a luz el sueño que un día pensé.

Hogar que he soñado, al cual emigran mis ojos;
a cada instante en que mi corazón late
y tu mirada efímera soñolienta carga mi pesar.

Son lamentos del ingenuo,
que te recuerda.
Como se aferra la grava al suelo.

Cómo hacer para acercarla,
nada de ti es mío, tu mirada, tu cuerpo,
ni aún tu recuerdo…

Sólo su historia,
que remece en tristes días,
aislado sin su voz.

Es cierto he perdido tiempo,
son testigo las palabras de cada verso,
ensalzándola con su aroma tan propio.

En ti vivo y muero;
tu recuerdo es ya …solo eso
y mis sueños vuelan hacia ti.

En ti acaban todos mis lamentos.
todo de ti añoro tu faz, tu cuerpo ávido…
Mi pensamiento que en ti circunda,
voz jovial que hago verso.


AL POETA ENAJENADO

Cómo imaginarlo en sus escritos,
plasmando el día continuo
en el quehacer diáfano.

Encontrarlo en insipiente monotonía,
auscultando el raciocinio envilecido
¡amor al verso¡

Y que es el verso,
sino una faena constante
latente y eterna.

Son palabras espontaneas
plasmadas en el simple papel,
enarbolando flamante de vida.



PARALIGISMO

Los lunes me saben a martes
de ensueño arremetedor,
páramo fúnebre
de contusión litúrgica.

Encorvado de febril morir,
incubo ineludible en crispado,
magullado en popedad,
mundo elfo amónico.

Hoy falleció el poeta proletario…
con febril usía musa,
ungir el día póstumo, taciturno casi pálido.

Tantas veces me has dolido,
faz de sienes en inmenso prado
es un sólo canchear.




DESAMOR

Espontánea y fugaz
de sonrisa candorosa,
de caminar audaz, alisa su pelo…

Sienes de énfasis de inmenso prado,
de no cansar.

Aquella ternura que en torno a ti circunda,
rodea tu cuerpo bello,
hoy marchito, ese paraje…

Furo…en las concavidades
de los senos, separando dos inmensidades,
¡que amo!

son las palabras aromas en tus labios,
me encanta su crinado sombrío…

Su recuerdo cópula,
añoro tu cuerpo casto…



AMOR AL VERSO

Pero qué es un verso,
si no una salida,
y un poeta de musa en loto.

Él cual desgarra su cuerpo
y plasma en el más sencillo papel,
transformándolo en placentero.

Tu haz son brumas inefables,
causando marasmo en mi vida
¡Aún no la olvido¡





EPISTOLA II

Aún los silencios se visten de palabras vanas,
puesto que las promesas se vuelven en mi contra.
es cierto tal vez no entenderás.

Recuerdo que nuestra voz jugaba en el viento,
bajaban y la mía se perdía entre los cañaverales;
pero cantaban tu nombre los jardines con el viento.

Inútilmente te oculta tu hogar;
mi mente viaja todas las noches hacia tu regazo,
se cobija entre las sábanas que guarda tu cabello.

Son efímeras las concavidades que embargan tu rostro,
pero intento olvidarte. Olvidar lo que no es mío.

Mi mente abraza tu recuerdo,
contornea los laberintos de las calles
y noctámbula llega a dolerme cada noche...

Mis palabras caen en tu corazón y se desvanecen,
anhelo de ti un beso…
Alcanzan tu melancolía fugaz,
vaga tan tenue. Prendado en ti.

Aún alcanzo a ver en tus ojos cristales límpidos,
aferrarme a ti es lo único que desvanecen las tristezas.
las paredes te envuelven y rodean solo para palparte más profundo.

Mi alma se descuelga del ocaso y circunda en ti,
a veces el amanecer abraza tu rostro
y otras veces te golpea, ahonda tus sombras.

La luna emigra a tu puerta,
palidece al no encontrarte.
Las tristezas acabaran cuando,
descubras pétalos en tu rostro.



EPÍSTOLA III
Cuántos guerreros habrán luchado por un beso tuyo;
aún encuentro un consuelo en tu mirada,
inspiración en tu figura...
son los postreros versos que dedicare.
Al encontrarte así mujer,
las palabras afloran un sentimiento ya olvidado.

La amo. Ya no…Sí, la amo,
la recuerdo como aquel instante en que penetro mis ojos,
basta solo un día para que mis labios se unten en los tuyos.

Mi amor es mas inmenso, que el temor a tu desdén…
al encomiar te recuerdo;
tu presencia es sin igual.

Pasas como el viento, tan fugaz
desvaneciéndote con las brumas de mi ilusión.

Tu imagen es como un remanso ignoto,
la lejanía me acerca a ti.

Espero el día en posar mis ojos en tu haz ubérrima,
socavas mi alma con tu ausencia;
como todo, tu recuerdo me lleva a ti.

Qué puedo hacer para acercarla
mis besos llegan con el viento,
a veces ellos tocan tu rostro y no los sientes.

Acaba el día y te ansío más,
la noche contempla tu imagen en mis versos melancólicos,
tu melena oscilante asciende, se prenda de estrellas y se desvanece.


RECUERDO II

El recuerdo alberga tus ojos almendrados,
circunda tu imagen de hojarasca, ensalzada…

Ya mis huesos calcáreos se sostienen tan sólo con tu recuerdo,
embelesando el paraje.

Mujer eres como el valle,
tan poblada y llena de esperanza;
nos entendemos con un lenguaje tan propio.

Y las guijas contemplan mi tristeza;
como todo, me recuerda a ti
Un beso, un adiós, el llanto, un cantar a un amor…

No sientes mi gritos de silencio,
ni mis versos de opio

Hoy caen tus hojas y te vistes de topacio
anidas mi recuerdo y lo atañes como circón.

El cuarzo de tu mirada,
Inhibe el sereno de las sombras.
La luna palidece al no encontrarte
¡parajes idóneos!

Se tornan claros esos días de primavera,
al dar la vuelta, me incorporo lentamente
¡bellos percances!


VAGO HERRANTE
En un peñasco me detengo
y hablo con el silencio mi desesperación,
solo la luna acompaña a mis versos de otoño.

Casi cansado de la travesías, pernocta una faz occisa,
es donde se empozan mis alegrías aletargadas,
me mantiene una promesa vaga.

Se irán quedando solo mis sueños
Y mi corazón contigo
Sigo una andanada de fieros caricáceos.

Y ella no esta

Y aunque me cause dolor, la amo
En los bosques se escode tu figura
Las estrellas iluminan tu rostro y te amo mas en silencio
De los oscuros bosques nace una cigüeña y se pierde en el horizonte

En el cielo se dibuja tu rostro, desaparece y dibuja dos almas juntas
Se duermen el infinito en tus ojos tan profundos
La soledad es inmensa más que el mal de tus ojos
La musa llega apacible con los versos

Mi amor no fue suficiente para tu faz
Afloran los versos al contemplar el cielo de estrellas
Me duele tu mirada, la cual esquivo como cometas en el cielo


EPISTOLA VI

Mi mente te alcanza,
te acompaña en la tristeza,
la besa y queda clavado
en tus ojos infinitos.

La melancolía me embarga
al encontrarte callada, pálida…
Mi voz te busca en el cielo y
circunda tu hogar.

Son vanas mis palabras que no te tocan.
Mi verso llora y rodea tu faz
¡Dios con qué palabra tocarla!

La luna busca tu mirada
a veces amanece en tu rostro cálido
y otras veces la ciñe.

Otras veces resuena un llanto en mi alma
y nacen las aves al horizonte.

Mi voz no toca tu alma,
el silencio nos embarga,
languidecen mis huesos
y ella no está.

Para recordarla mis palabras son plasmadas,
mi amor no puede embargarla.
Entonces un adiós vasta
y te siento ausente.

Ahora no está ella,
solo la luna me acompaña,
en días que bajo las estrellas nuestras almas se unían.

Como todo trae su recuerdo a mí,
eres la faz que mi mente atrae.

Su rostro asciende y se disipa,
y con paso desvaído atenúa mi mente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario